Nadie recuerda que aún quedan 4 kilómetros de río por encauzar
Odio ser de esos que suelen clamar “¡yo ya lo dije!”, pero desespera llevar haciéndolo casi 30 años y que nadie de los que tienen el poder y la responsabilidad de hacerlo se ponga manos a la obra.
De nuevo lluvias y, otra vez, el eterno problema en los polígonos: naves inundadas, género y trabajo perdido, facturaciones peligrando, empleos en el aire… y todo esto tiene sólo un camino para la solución: el encauzamiento del Guadalhorce.
El pasado 4 de diciembre todos los medios de comunicación y políticos se pusieron de acuerdo para señalar la principal causa por la que nuevamente los polígonos sufrieron inundaciones: el puente de la Azucarera. Ninguno hizo mención al verdadero quid de la cuestión.
En aquel fatídico 1989, y auspiciados por un importante grupo de industriales reunidos en torno al Consorcio Provincial de Polígonos, demandamos al Estado un efectivo y necesario Plan de Encauzamiento de nuestro principal río. No fue hasta el último Consejo de Ministros de Felipe González, en 1996, cuando el ente nacional lo aprobó y dotó presupuestariamente. Unos años más tarde, ya con Aznar como presidente, las obras comenzaron, pero se pararon tan sólo a los cuatro kilómetros de recorrido. Queda la mitad.
De nuevo, los empresarios, los medios y los políticos tenemos las miras cortas y muy poca memoria. Debe ser que el puente de la Azucarera no nos deja ver donde subyace el verdadero problema, del olvido de aquella importante y decisiva megaobra que se encuentra parada desde hace más de una década.
A los empresarios sólo nos queda hacer lo que hicimos en 1990: unirnos y reclamar lo que es de justicia para nuestras empresas, trabajadores y naves.